Punto y seguido

Lamento, profundamente, haberme negado la oportunidad de ser más femenina (en la visión clásica y ultraconservadora). Sí, me entristece que no aprendí a tejer y que desconozco cómo usar con maestría el ganchillo.


Y es que, al mirar estos monines, no puedo arrepentirme más. Están realmente para protagonizar una mini animación. Los imagino perfectamente interactuando con soltura.


Punto a mi favor, una colega se adelantó y mandó hacer unas versiones coquetas, de manufactura nacional. Obvio, yo ya aparte dos gatuelos.

Comentarios

Entradas populares